RE»CUENTOS» DE NAVIDAD: EL PESO DE LAS KCAL
Hemos inaugurado diciembre y con el último mes del año, damos el pistoletazo de salida a cenas de empresa, comidas familiares y fiestas interminables con amigos.
Y es que lo que es Navidad Navidad Navidad, a nivel nutricional, podríamos decir que dura aproximadamente 15 días. “Oficialmente” tenemos al menos cinco comidas obligadas: la cena de Nochebuena, la comida de Navidad, en Catalunya añadimos la comida del día de San Esteban, la cena de Fin de Año y rematamos con la comida del día de Reyes. Vamos a tope, esa es la verdad!
En la mayoría de los hogares, éstos son días de menús tradicionales y que como veréis a continuación, tienen un exceso calórico considerable y al que a menudo estamos expuestos “sí o sí”:
ENTRANTES: entremeses, virutas de jamón, olivas rellenas, chips, almejas, gambas y pan tostado, por ejemplo.
PRIMER PLATO: acostumbra a ser un caldo contundente, cocinado con tocino, butifarra blanca y negra, patata, zanahoria y cómo no! Acompañado, al menos aquí en Catalunya, de los famosos “galets” & la pelota de carne de ternera.
Suma y sigue…
SEGUNDO PLATO: pavo relleno con pasas, ciruelas, piñones, jamón, bacon, etc., acompañado de su propia salsa.
El maridaje no se queda corto: cava, vinos, tinto y/o blanco, refrescos, zumos para los más pequeños y un largo etcétera.
Y claro está! Tampoco se perdona el postre: turrones, barquillos, polvorones & cualquier otro tipo de dulces que se os pueda ocurrir. Y para rematar la faena: café y copa!!
Claro está que el valor calórico de un menú de estas características no es nada moderado. De hecho, si tenemos en cuenta la ingesta calórica de estas comidas, junto con la seguridad de que comemos más de lo debido, nos podemos plantar en un menú que contiene alrededor de 3000 kcal. Para la gran mayoría de nosotros, esto representa un exceso en toda regla.
Si además tenemos en cuenta que este tipo de comidas lo mantenemos durante todas las fiestas y que a menudo, reducimos nuestra actividad física, podemos llegar a ganar 6 kgs en tan sólo 15 días y eso, en el mejor de los casos.
Pero, ¿qué podemos hacer para evitar o mejor dicho, suavizar este exceso de calorías? Tres opciones:
- Intentar que tus comidas navideñas no superen las 600kcal (difícil, sinceramente).
- Los días que en el calendario no están marcados en rojo, son los días perfectos para consumir una dieta más moderada en calorías que la que tomamos habitualmente.
- Reducir el aporte calórico de cada una de estas comidas típicas navideñas, ya sea comiendo menos cantidad, o bien utilizando alimentos y/o técnicas culinarias que nos aporten un contenido calórico más bajo.
Me atrevería a decir que para la gran mayoría, la opción 1 queda descartada, ya que nadie está dispuesto a renunciar a comidas que se producen tan sólo una vez al año y que además, tienen un significado cultural y social que va mucho más allá del simple hecho de alimentarse.
Desde mi punto de vista, la segunda opción puede ser una buena alternativa, siempre y cuando seamos “fuertes de mente” y cultivemos una fuerza de voluntad a prueba de bombas. No olvidemos además que tiene que ser una dieta equilibrada y adecuada a nuestras necesidades.
Y llegamos a la opción 3. Podríamos hacer dos cosas:
- Comer menos, aunque a menudo y ante un buen manjar, siempre gana “el lado oscuro”. La fuerza de voluntad puede flaquear y renunciar a determinados alimentos & cantidades se convierte casi casi en un esfuerzo “sobrehumano”.
- Sin embargo, sí que podemos encontrar una alternativa en el tipo de productos y cocciones que utilizamos: optar por la leche desnatada para una salsa, introducir más frutas y verduras y cocinar nuestros platos con otras técnicas tales como la papillote, hervidos o al vapor, por ejemplo.
Y como lo nuestro es buscar soluciones y no sólo exponer dificultades, aquí os dejo algunos ejemplos de menús que pueden ser unas muy buenas opciones a nivel nutricional y a la vez, muy apetitosas:
ENTRANTES: melón con jamón, gambas, espárragos con salmón, berberechos, una sopa de marisco o bien un cóctel de gambas o gulas con ajo. Y cómo no! Unos mejillones al vapor irían perfectos.
PRIMEROS: os propongo una ensalada de marisco y piña o bien un aguacate relleno de gambas, huevo y ensalada. Como tercera opción podéis preparar unos canalones de bogavante o mixtos (con salsa de bechamel sí, pero con leche desnatada). Y por qué no! Un suquet de rape es un delicatessen para cualquier paladar!
SEGUNDOS: podría ser una lubina con limón al horno (tiene la mitad de kcal que el pavo relleno) o bien pavo al vino con castañas. Cordero al horno con compota de manzana o pato con ciruelas y piñones también pueden ser muy buenas opciones. Y para que no se diga! Una dorada salvaje a la sal es valor seguro!
Los tan “temidos postres”… busquemos soluciones!! Mousse de limón, cóctel de frutas, helado o sorbete de frutos del bosque. Y si finalmente te decantas por los turrones, escógelos sin azúcar o bien sustitúyelos por unos carquinyolis, por ejemplo.
Son sólo sugerencias, claro está! Mi objetivo es que exploréis otras posibilidades, igualmente festivas y excepcionales, pero que nos permiten reducir el volumen de calorías.
Reunirse alrededor de una mesa es una de los momentos más gratificantes de estos días; reencontrarse con amigos, familia y compartir con ellos una buena charla y una buena comida, no tiene precio.
No hay que perder las buenas costumbres, pero si lo podemos hacer con menús más equilibrados, mejor que mejor! Así el 7 de enero cuando nos subamos a la balanza, los kilos no nos pillarán desprevenidos!