LECHE DE VACA Y DEPORTE ¿SÍ O NO?
Desde hace cinco o seis años se está debatiendo tanto a nivel científico como a nivel popular, la inclusión de la leche (lácteos en general) en lo que debería ser una «dieta saludable».
Se argumenta a nivel popular, por ejemplo, que ningún otro mamífero sigue consumiendo leche una vez finalizado el destete o, desde un punto de vista más científico, que sus beneficios no compensan sus perjuicios por distintas razones:
- Elevado porcentaje de grasas saturadas.
- Intolerancias a alguno de sus componentes.
- Mala digestibilidad debido a sus azúcares (lactosa).
- O que, más allá de los 30 años de edad, los aportes de calcio ya no nos son necesarios.
Al margen de todas estas consideraciones, que sin duda son objeto de discusión y controversia, lo cierto es que las proteínas que nos aportan los lácteos han sido y son de una gran importancia para la alimentación y la salud humana.
Tanto es así, que estas proteínas son utilizadas tanto en la fabricación de muchos alimentos funcionales, suplementos alimentarios y energéticos, como también en la fabricación de un elevado número de productos farmacéuticos.
Las proteínas de la leche tienen un elevado valor biológico y una gran digestibilidad, lo que las clasifica como proteínas de gran calidad. Destacan sobre todo las que se encuentran en el suero: B-lactoglobulina, A-lactoalbúmina, seroalbúmina, lactoferrina, inmunoglobulinas y enzimas:
La lactoglobulina es la proteína mayoritaria en el suero y tiene una gran cantidad de propiedades nutricionales, bioquímicas y funcionales. Se le han evidenciado propiedades antivíricas y anticarcinogénicas (MacIntosch et al. 1995).
La lactoalbúmina por su parte, tiene propiedades anticarcinogénicas, inhibiendo la formación de tumores (Fischer et al.2004 y Baltzer et al.2004), propiedades antibacteriológicas y antiestrés, ya que se ha evidenciado que dietas ricas en esta proteína mejoran el humor y la capacidad cognitiva de sujetos con estrés (Markus et al 2000 y 2002).
La lactoferrina es esencial en las actividades del sistema inmune, anti-cancerígena, anti-microbiana, anti-inflamatoria del tracto intestinal especialmente (Korhonen et al. 2009) , y en trastornos neurodegenerativos (Zimecki y Krutzel 2007).
Las inmunoglobulinas están presentes en gran cantidad en el calostro para proteger al recién nacido de infecciones, y diferentes estudios (Korhonen, 2006) les atribuyen propiedades para la regulación de los niveles de colesterol. Hoy en día existen diferentes productos preparados con calostro como complementos dietéticos.
Debido a todas las evidencias científicas mostradas en los últimos tiempos, como nutricionistas no dudamos en incluir en una dieta equilibrada dos raciones diarias de lácteos (preferentemente desnatados), siempre y cuando al sujeto no se le haya detectado alguna intolerancia a estas proteínas, a la lactosa, al gluten o si tuviera algún problema gastrointestinal.
En el caso de deportistas es, en muchos casos, adecuado suplementar la dieta con suero de leche o algún derivado lácteo tanto en períodos de entrenamiento como de recuperación debido a las propiedades anteriormente expuestas y a su proporción en aminoácidos ramificados (leucina, valina, isoleucina).
NUESTRO CONSEJO: un batido de frutas con leche se convierte en un alimento de fácil ingesta post-entreno, muy apetecible y con gran capacidad para recuperarnos. ¡Y es que se ha demostrado que la leche es un recuperador estupendo!