SER CORREDORA & SUFRIR LA «IUE»: LA INCONTINENCIA URINARIA DE ESFUERZO
La Incontinencia Urinaria de Esfuerzo (IUE) es una disfunción que según diversos estudios realizados y pese a ser un tema «tabú», afecta entre el 20-50% de las mujeres deportistas e incluso más del 60% en casos de deportistas profesionales. En una frase: la IUE es la pérdida de orina asociada a un esfuerzo físico: toser, reír, saltar, correr, etc.
Hasta hace relativamente poco, los factores de riesgo asociados a la IUE eran la edad, el parto o la obesidad. Sin embargo, en estos últimos años y con la incorporación masiva de la mujer al mundo del deporte, diversos estudios han constatado que la incidencia de la IUE en mujeres deportistas es mucho mayor que en mujeres sedentarias, por lo que la práctica deportiva pasa a ser un nuevo factor de riesgo.
Pero, ¿por qué se produce?, ¿qué elementos de nuestro cuerpo juegan un papel clave?
La vejiga urinaria es un recipiente musculo fibroso y está situado en el interior de la cavidad abdominal, por detrás del pubis. Su función es almacenar la orina que se forma en los riñones.
Esta cavidad está limitada por el diafragma torácico en la parte superior, frontal y lateralmente por la musculatura abdominal, posteriormente por la columna lumbar y el sacro, y por la parte inferior, está limitada por la musculatura del suelo pélvico.
La continencia urinaria depende en gran medida de la integridad anatómica y fisiológica de estas estructuras. Con cada esfuerzo que realizamos, el diafragma torácico desciende, empujando el paquete visceral hacia abajo e incrementando la Presión Intra Abdominal (PIA), lo que aumenta bruscamente la presión intra-vesical.
Cuando la musculatura del suelo pélvico está en buen estado responde con una contracción refleja que amortigua estas fuerzas y el aumento de presión que provocan.
Muchos autores señalan como principal causa de la IUE, el incremento de la Presión Intra Abdominal (PIA) asociada a aquellas actividades deportivas que implican un alto impacto: la gimnasia, el salto de trampolín u otras actividades que se realizan en centros de fitness y que implican saltos, carreras, empujes y donde además, se practican habitualmente ejercicios de abdominales tradicionales.
Hay otros autores que como causa principal señalan la fatiga neuromuscular de la musculatura del suelo pélvico, lo que la incapacitaría para contrarrestar el aumento de la PIA durante la práctica deportiva.
Un diafragma torácico hipertónico en reposo provocará un mayor aumento de la PIA ante un esfuerzo y una musculatura del suelo pélvico incompetente no realizará correctamente su papel de contención y amortiguación, por lo que el aumento de la presión repercutirá directamente en la vejiga.
A priori, podríamos excluir la carrera de larga distancia como deporte de alto impacto, siempre y cuando se ejecute con una buena técnica de carrera. Sin embargo, el hecho de que implique entrenamientos de larga duración, en terrenos duros y en muchos casos con escaso tiempo de recuperación entre ellos, hace que se produzca un agotamiento neuromuscular de las estructuras encargadas de la contención y en consecuencia pueda aparecer la IUE.
Esta lesión no sólo afecta a la vida deportiva de las mujeres que corren (algunas incluso deciden abandonar el running!), sino a otras muchas facetas de su vida. Sin embargo, la IUE no es en absoluto inevitable.
Mi consejo es que las mujeres que corren ni deben abandonar el deporte ni deben resignarse a correr «de por vida» con protección (compresas, tampones, etc). Existen medidas preventivas para poner solución:
- Consultar a un profesional especializado en suelo pélvico y/o un osteópata que pueda tratar las estructuras involucradas en la contención urinaria.
- Rediseñar el plan de entrenamiento para evitar sobrecargas y minimizar el agotamiento de la musculatura del suelo pélvico.
- Trabajar la técnica de carrera y utilizar un calzado adecuado.
- Eliminar los abdominales tradicionales e incluir en nuestra rutina una tabla de ejercicios hipopresivos.
En los últimos años, numerosos estudios han demostrado cuán eficaces son los ejercicios hipopresivos en el tratamiento y la prevención de la IUE. Un buen ejemplo es el Low Pressure Fitness (LPF), un método postural que entre otros objetivos, busca normalizar el tono de la musculatura implicada en la gestión de la presión intrabdominal y de la estabilidad lumbopélvica.
Como siempre, mi recomendación para disfrutar muchos años de la carrera es la prevención: visitar al osteópata, un plan de entrenamiento equilibrado (teniendo en cuenta las cargas laborales y familiares), uso de calzado adecuado, una correcta técnica de carrera y finalmente, incluir en nuestra rutina un programa de ejercicios hipopresivos.
Y es que la prevención puede ser la clave para evitar «males mayores».