LOS ESTUDIOS DE BIOMECÁNICA: ¿CÓMO, CUÁNDO Y PARA QUIÉN?
No es nada exagerado decir que el 90% de los deportistas que llega a la consulta lo hace con alguna sintomatología o desgraciadamente con alguna lesión. Entre los corredores, las lesiones más frecuentes suelen ser la fascitis plantar y la periostitis, lesiones que obligan a parar cualquier plan de entrenamiento. Por eso siempre decimos que la prevención es el mejor aliado y el mejor tratamiento posible.
Una buena forma de empezar «con buen pie» y evitar posibles sustos a posteriori, es realizar un estudio de biomecánica. Este análisis consiste en el estudio de la alineación de las extremidades, de los movimientos de las articulaciones, una valoración muscular y un estudio de la pisada tanto estática como dinámica. A nivel preventivo, este tipo de estudio nos ayudará a evitar lesiones y a mejorar nuestro rendimiento deportivo. Si por el contrario llegas a la consulta ya lesionado, será primordial hacer una valoración clínica previa.
Dentro del estudio de biomecánica se incluye el «famoso» estudio de pisada. Con distintos sistemas se valoran las presiones de los pies en diferentes partes, la carga que reciben sus estructuras (talón, metatarso, etc.), y la evolución de estas presiones en las distintas fases de apoyo, desde el choque del talón hasta el despegue.
Una vez finalizado el estudio, entramos en las recomendaciones, valorando cuál es el mejor calzado a utilizar según cada persona, superficie o disciplina que practique. Si es necesario, se harán plantillas personalizadas que corrijan todas estas desalineaciones, ya que una mala forma de pisar desalinea todo el sistema.
A día de hoy cabe decir que estamos viviendo un intrusismo desmesurado en lo que a estudios biomecánicos se refiere. Al parecer, ¡todo vale! Los realizan tiendas de deportes, firmas de calzado deportivo y ortopedias como un reclamo publicitario y sin tener en cuenta los riesgos que conlleva. Lo de “zapatero a tus zapatos” parece que ha pasado a mejor vida!
Lo que hacen en estos establecimientos habitualmente es visualizar al corredor en una cinta y, «en el mejor de los casos», observar la huella frontal mediante una plataforma. A partir de ahí, aconsejan a cada runner qué tipo de calzado deportivo debe utilizar (y casi 100% seguros que hasta les aleccionan sobre qué marca de zapatillas es la “más mejor”!).
No todos sabemos de todo; para realizar un estudio biomecánico hay que tener un conocimiento científico de la anatomía y fisiología del aparato locomotor, de lo contrario, daremos un falso diagnóstico, corriendo el riesgo de provocar lesiones por un mal uso del calzado. Un ‘mal apoyo’ puede ser un verdadero problema, no debemos olvidarlo.
Como consejos generales, un estudio de biomecánica te ayudará a:
Optimizar la energía de tus pies: conocer la funcionalidad biomecánica del pie te permitirá aprovechar toda su energía («el saber no ocupa lugar«…).
Ser consciente de cómo pisas: el estudio de pisada te ayudará a conocer tu técnica de carrera y cómo se puede mejorar; estableceremos unas pautas que te ayuden a corregir algunos hábitos.
Prevenir, prevenir, prevenir: tomar medidas antes de sufrir alguna lesión te evitará muchos dolores de cabeza (y físicos) futuros.
Escoger el calzado: podremos establecer una línea adecuada según necesidades individuales y cuando queramos renovar zapatillas tendremos claro lo que andamos buscando y los beneficios que nos aportarán.
Y lo que TÚ específicamente necesitas, quedará en la intimidad de la consulta. Imprescindible será ver tus pies para poder recomendarte el uso o no de plantillas, qué tipo de zapatillas serán las más adecuadas y cómo mejorar tus posturas.